Yo quería amarte siempre,
no en ocasiones.
Y tomarte de la mano
sin precauciones.
Amanecer a tu lado,
y en el silencio,
escuchar un te amo
y darte un beso.
En cambio tú:
Mi dedos tomabas bajo el mantel.
Y la caricias,
tan precavidas como espontáneas,
bajo un horario podían ser.
Hoy no hay amor,
ni eterno ni ocasional.
Solo un silencio entre nosotros
que nos distancia,
y ya no hay ganas de regresar.
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